Las Mujeres en el Wiener Werkstätte (Taller de Viena)
Introducción:
El Wiener Werkstätte (Taller de Viena) fue una influyente asociación de artistas y diseñadores fundada en Viena en 1903, que permaneció activa hasta 1932. Su objetivo principal era la creación de la “obra de arte total” (Gesamtkunstwerk), una integración armónica de todas las artes en cada proyecto. Entre los nombres más destacados del Taller figuran Josef Hoffmann y Koloman Moser, los fundadores originales, quienes sentaron las bases de este ambicioso proyecto artístico.
Sin embargo, resulta fundamental reconocer el papel clave que desempeñaron las mujeres en el éxito del Taller de Viena. Más de 180 mujeres contribuyeron de manera activa, participando en diversos proyectos con un nivel de ejecución sobresaliente. Su trabajo fue decisivo para consolidar la visión integral y estética del Wiener Werkstätte, demostrando que su legado no solo pertenece a los nombres más reconocidos, sino también a un colectivo que supo plasmar talento y creatividad en cada obra.
¿Cuál era la situación de las mujeres en Viena?
Tenemos que ponernos en contexto y entender que para finales del siglo XIX las mujeres todavía no podían acceder a ciertos campos de estudio como eran el diseño y la arquitectura y por lo tanto no podían formarse y tener un currículum que enseñar en los talleres en los que pedían este tipo de formación.
No fue hasta finales de la primera década del siglo XX que las mujeres pudieron empezar a matricularse en todos los cursos universitarios con excepción de Bellas artes, que por motivos morales, era una disciplina reservada para el sexo masculino.
Es por este motivo por el que, desafortunadamente, hay muchos trabajos que no podemos conocer con exactitud que han realizado mujeres porque se solía poner al hombre como autor general del proyecto dejando a la mujer atrás. Esto no es una excepción para el Wiener Wersktätte.
No obstante, debe reconocerse que los talleres, en gran parte conformados por mujeres, promovieron una forma de autoría mucho más progresista y se distanciaron de la figura del genio individual masculino.
Lo que permitió el Taller de Viena fue que, aunque las mujeres no lo tuvieron especialmente fácil en este entorno de trabajo y recibían críticas de muchos de sus compañeros, el Taller de Viena les permitió poder trabajar y vivir de manera autónoma, sin depender de los ingresos de un hombre.
Pudieron ganar dinero debido a diversos factores económicos y las circunstancias de la guerra y podían incluso emanciparse. De hecho, definieron una nueva imagen de la mujer. Se proyectó una imagen de libertad que dio paso al inicio de la percepción del mundo moderno.
Participación de las mujeres en el taller de Viena

Grupo de artesanas y diseñadoras del Taller de Viena
Las mujeres artistas del Taller de Viena influyeron de manera definitiva en la creatividad del taller expandiendo significativamente sus horizontes.
Actualmente hay una exposición en el MAK, el museo de de Artes Aplicadas de Viena, dónde se pueden ver un montón de obras conocidas y otras no tanto realizadas por las mujeres del taller.
Se puede apreciar como son obras a menudo radicales pero que ayudaron al taller a colocarse entre el Art Nouveau y la escuela de la Bauhaus.
Las mujeres no solo influyeron en las Arts & Crafts de Viena de manera estética y estilística sino que su la crítica abusiva hacia el trabajo creativo de las mujeres influyó permanentemente en el estado del arte.
Las mujeres diseñaron prácticamente de todo. Si bien es cierto que había una mayor concentración de mujeres en algunos talleres, como el de moda, muchas comenzaban allí y, con el tiempo, se formaban y terminaban trabajando en otros ámbitos.
Un ejemplo es el caso de Vally Wieselthier, quien ingresó inicialmente en el taller de moda, pero acabó descubriendo su verdadera pasión en la cerámica.
Hablaban de Vally en muchos periódicos pero en una publicación que hizo el Brooklyn Eagle en 1928 hablan de la primera vez que visitó Estados Unidos. Y cuenta que estando de vacaciones, vio a un hombre que estaba preparando una exposición de cerámica no lo estaba haciendo bien “porque no tenía a una mujer que lo ayudara” así que fue a su rescate y estuvo con él toda la mañana, una larga mañana de sus vacaciones organizando la exposición.
Ya hemos dicho que las mujeres participaron en todos los talleres pero tuvieron una influencia mayor en dos de ellos: el taller de cerámica y el de moda/diseño gráfico. Por este motivo profundizaremos más en ellos.
El Taller de Cerámica
Josef Hoffmann expresó de manera precisa la mentalidad que se vivía en el Wiener Keramik (taller de cerámica): “Queremos trabajar en armonía y al unísono con la vida, sin asustarnos cuando a uno de nuestros compañeros se le ocurre una nueva idea”. Y precisamente, las nuevas ideas eran algo frecuente entre los artistas que formaban parte de este taller.
Ninguna otra área activa del Wiener Wersktätte tenía un rango tan variado de estilos artísticos a la vez. Esta heterogeneidad iba perfectamente en consonancia con la creencia de Hoffman que que todo era válido siempre y cuando tuviese vitalidad e hiciese una declaración artística.
El estilo del Taller de Viena comenzó a cambiar de la mano de la cerámica e incluso Hoffmann empezó a combinar sus “patrones de cuadrícula” con motivos florales, las figuritas de cerámica del Taller de Viena estaban siendo transformadas de la mano de Vally Wieselthier, Susi Singer y Gudrum Baudish en cerámicas llenas de vida.
El Taller de Cerámica participó en los proyectos más significativos del Wiener Wersktätte incluyendo el Cabaret Fledermaus y el Palacio Stoclet.
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Cabaret Fledermaus

Palacio Stoclet
Durante la década de 1920, el diseño trenzado o con patrones similares a los del un encaje tuvieron un gran ímpetu en las figuras y recipientes diseñados por las mujeres del Taller de Viena. Con esto comenzaban su camino hacia la victoria. (añadir imagen de ejemplo)
Las mujeres de la época tenían que soportar leer en los periódicos artículos que decían cosas como: “La lucha de las mujeres por abrirse paso en las nuevas profesiones es uno de los mayores problemas sociales de nuestra época. Esto solo dificulta aún más que las mujeres persigan sus profesiones ‘naturales’, y este problema solo puede empeorar”.
En comparación con una observación sociológica más superficial, las emociones en Viena eran más intensas. En el Wiener Werkstätte no existía un régimen ni una verdadera equidad artística para las mujeres, pero el hecho de que diez de los artistas que expusieron en la Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París en 1925 fueran mujeres es, sin duda, un testimonio de su increíble talento. Sin embargo, esto no les facilitó la vida.
Desde 1913, había un grado de dominación masculina en el taller. Aunque muchas de las mujeres contaban con formación académica, eran despectivamente calificadas como “hijas de funcionarios públicos y otras señoritas”. Esta última expresión, “otras señoritas”, se utilizaba de forma deliberada para sembrar dudas sobre las capacidades de las mujeres como artistas. Se consideraba sospechoso que una mujer prefiriera trabajar en un torno de cerámica en lugar de estar en la cocina.
Las mujeres del taller debían soportar comentarios de sus propios compañeros, como: “Todo esto simplemente no me cuadra, sobre todo esa historia de las muñecas horrorosas que hacen”. Sin embargo, Josef Hoffmann nunca hizo un comentario negativo sobre ellas.
Fueron las mujeres quienes le dieron forma a los vibrantes años 20 en Austria, gracias a sus diseños de calidad inigualable. En el taller de cerámica, las mujeres ocupaban una posición influyente. Sus diseños de cajas, objetos decorativos y ceniceros fueron grandes éxitos del Art Decó. Sus figurillas de porcelana, coloridas y sofisticadas, eran un regalo ideal para cualquier interior elegante.
El verdadero logro de estas artistas fue combinar lo “chic” de París con la calidad de los materiales del arte asiático. No fabricaban figuras mediocres ni producían en masa; creaban piezas únicas y singulares, elevando el estándar del diseño y la artesanía.

Base de lámpara de Gudrum Baudisch

Recipiente de Gudrum Baudisch

Cabeza de una mujer de terracota de Lotte Calm (Frontal)
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Cabeza de una mujer de terracota de Lotte Calm (Trasera)

Figuritas de pareja con un perro de Susi Singer

Figurita de mujer con un pájaro de Susi Singer
Aquí podemos ver algunas de las obras en cerámica que realizaron las mujeres del taller de Viena, se puede ver como no tienen miedo de arriesgarse incluso rozando el estilo rococó si el diseño así lo demanda, dejando atrás el estilo inicial del Taller de Viena.
Moda, Accesorios y Diseño del Taller de Viena
Talleres que cubrieran estas necesidades eran necesarios para poder completar “la obra de arte total”. La moda ya se empezó a considerar como arte a principios del siglo XX. La cosa acabó por establecerse cuando se dieron cuenta de que la ropa que llevaba la Señora Stoclet dentro del palacio que había sido diseñado por el Wiener Wersktätte no encajaba con la arquitectura y el interiorismo.
El arte de 1900 en adelante empezó a incluir aspectos femeninos. La separación de sexos se mantenía en el taller de Viena y se le echó la culpa a las mujeres del arte “coqueto” que estaba definiendo la época, a pesar de que, este aspecto tan femenino que estaba empezando a gobernar los diseños con su ornamento elegante venía de Dagobert Peche.
El departamento de moda estaba principalmente compuesto de mujeres debido a la Primera Guerra Mundial y la falta de personal. Debido a esto, además de las mujeres que trabajaban en el taller, el Wiener Werkstäte también contrató a muchas mujeres que trabajan desde casa.\

Bolso de cuentas atribuido a Vally Wieselthier

Collar diseñado en el taller de moda del Wiener Werkstätte
En cuanto al diseño gráfico, en 1907, el taller comenzó a producir una serie numerada de postales, una línea que fue inmediatamente popular y que eventualmente incluiría casi mil diseños. Las postales servían como una forma de publicitar los productos creados por la firma, así como un medio económico para compartir un buen diseño con un amplio público. Todos los grandes artistas asociados al taller ilustraron postales, incluidos Hoffmann, Oskar Kokoschka, Dagobert Peche y Egon Schiele. Mujeres como Hilda Jesser, Mela Koehler, Maria Likarz y Ditha Moser crearon algunas de las imágenes más excepcionales.

Diseño de cartas de Rummy por Ditha Moser
Las Mujeres del Wiener Werkstätte
Vally Wieselthier

Vally Wieselthier
Vally Wieselthier fue una mujer revolucionaria de la época, que con su trabajo de cerámica buscaba cambiar la imagen y la percepción que se tenían de la mujer.
Nacida en Viena en la cuna de una familia adinerada, tuvo la oportunidad de estudiar primero en la Escuela de Arte para señoritas y más tarde se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios donde Josef Hoffmann y Koloman Moser eran profesores. En 1917 y aún siendo estudiante empezó a trabajar en el Wiener Wersktätte. Tomó clases de pintura con Koloman Moser, y tocó la arquitectura, pero encontró su pasión cuando de la mano de Michael Powolny se adentró en el mundo de la cerámica.
Era un perfil claramente multidisciplinar ya que diseño productos en metal, postales, chimeneas, pero lo que nos encanta de su trabajo en cerámica es el mensaje que lleva detrás. Es su iconografía que ha inspirado a artistas posteriormente y es el mensaje del ridículo de estereotipar a la mujer que envía a la sociedad.
Esto es parte de la mitología griega pero también formaba (y forma) parte de la realidad de muchas mujeres que son culpadas sin culpa y que son percibidas como objetos decorativos de comodidad y no como personas. Contra todo esto reivindica Vally Wieselthier en su trabajo utilizando sus diseños para provocar y desafiar los estereotipos establecidos en la sociedad de las mujeres. Vally Wieselthier llegó a ser la directora del taller de cerámica del Wiener Werkstätte.
Cabezas de mujeres en cerámica:

Cabeza de mujer con flor verde
Analizando esta cabeza de mujer podemos ver como utiliza el arte para exagerar el maquillaje. En esa época las mujeres llevaban las cejas finas y arqueadas, colorete en las mejillas y los labios en colores fuertes y así tenía que ser porque así eran representadas con frecuencia en la sociedad. Aquí Vally hace lo mismo pero lo exagera tanto que parece incluso la cara de un payaso, riéndose de los estándares y declarando que ella va a seguir su propio camino. Muchos de sus diseños de mujeres tienen el maquillaje exagerado.

Cabeza de mujer con delineador azul de ojos

Cabeza de mujer con delineador azul de ojos
La figura femenina en la escultura aparece estilizada y adornada, casi como una muñeca delicada o un símbolo de estatus, diseñada para ser admirada más que para expresar profundidad individual.
Su pose teatral y los elaborados detalles del vestuario refuerzan la idea de que las mujeres, especialmente en los círculos acomodados de principios del siglo XX, eran vistas como representaciones de lujo y éxito masculino.
El título implícito de “Vanidad” acentúa esta lectura, subrayando que la mujer, en este contexto, encarna una belleza superficial destinada a ser contemplada, pero no valorada por su interior.
Esto puede interpretarse como una crítica no solo hacia los hombres que perpetuaban estas ideas, sino también hacia una sociedad que reforzaba estos ideales de género y apariencia.
Por otro lado, el animal bajo sus pies puede representar a la sociedad masculina, que “soporta” a la mujer adornada como un trofeo, mostrándola con orgullo.
Este elemento también podría simbolizar cómo los hombres moldeaban o “domaban” a las mujeres para encajar en sus ideales de belleza y comportamiento.
Si el animal adopta un rol servil o de soporte, podría ser un comentario irónico sobre cómo los hombres acomodados usaban a las mujeres como reflejos de su propio poder y éxito.
En este sentido, el animal no actúa como opresor directo, sino como un cómplice que subraya las dinámicas de control y exhibición en esta estructura social.

Mujer con flores, escultura de Vally Wieselthier
En esta pieza, la figura femenina se muestra en un momento de reflexión y aceptación personal, lo que podría interpretarse como un símbolo de reconciliación con su sexualidad y autonomía.
La pose es íntima y orgánica, con la mujer arrodillada y ligeramente inclinada hacia adelante, lo que sugiere que no busca la mirada del espectador.
En lugar de proyectar coquetería, transmite una conexión profunda consigo misma, reflejando el control y la aceptación de su cuerpo de una manera auténtica.
Los vibrantes detalles de color, como las flores naranjas y azules, podrían representar vitalidad y florecimiento, simbolizando el despertar de su feminidad.
Estas flores, colocadas de manera estratégica en su cuerpo, sugieren que su sexualidad es una parte natural e integral de su ser, en lugar de algo impuesto desde el exterior.
En resumen, la obra parece ser un comentario sobre la mujer como un ser sexual autónomo, alejándose de los juicios y expectativas sociales.
Mientras que en otras piezas de Wieselthier la mujer puede ser vista como un símbolo de vanidad o estatus, aquí se presenta una figura empoderada, en paz consigo misma, que abraza su sensualidad de forma genuina e íntima.
Mobiliario:
Aunque es más difícil de encontrar Vally Wieselthier también diseñó piezas de mobiliario como mesas y sillas , accesorios como lámparas e incluso su conocimiento de la cerámica le permitió diseñar preciosas chimeneas. Vemos como en este caso tiene un diseño mucho más serio y no tiene la iconografía tan singular que utiliza en sus esculturas.

Chimenea de mesa de Vally Wieselthier
Gudrum Baudisch

Gudrum Baudisch
Es considerada una de las artistas cerámicas más importantes de los años 20. Después de ir a la Escuela de Arquitectura y Artes y Oficios de Austria se unió al Taller de Viena en el año 1926 y se quedó prácticamente hasta su cierre. De la misma manera que Vally Wieselthier ejerció mucha influencia en el taller de cerámica del Wiener Werkstätte con su estilo expresivo del ornamento y sus cabezas decorativas. Completamente contemporánea y una maestra de la artesanía. También diseñó de telas y trabajo la piel. Colaboró de manera muy cercana con Vally Wieselthier e igual que esta última abrió su propio taller después de dejar el Wiener Werkstätte.
En el trabajo de Gudrum Baudisch podemos ver una gran influencia de su mentora Vally Wieselthier, expresan de manera similar la transformación del rol de la mujer en su época.
Podemos ver como lleva la iconografía y el manierismo de Vally al extremos completamente.
Así su estilo se caracteriza por el uso de formas excesivamente elongadas, en sus cabezas femeninas utiliza expresiones faciales vacías, convierte sus esculturas en algo abstracto y el uso de la plasticidad abrupta dándole a sus caras el aspecto total de una máscara.
Un ejemplo que ilustra muy bien todo esto es la cabeza que hizo en 1928, donde representa a una mujer emancipada, con un corte de pelo corto y moderno y un aspecto de confianza.

Cabeza 1928 de Gudrum Baudisch
Otro buen ejemplo dónde se aprecia la exageración y la plasticidad de sus diseños es otra cabeza que hizo en el año 1927.

Cabeza 1927, Gudrum Baudisch
Esta cabeza es un ejemplo destacado de su estilo expresionista desarrollado en la Wiener Werkstätte.
La elongación extrema del rostro y su estructura abstracta desafían las proporciones realistas, evitando un estilo realista y centrándose más en lo simbólico y expresivo.
Los ojos grandes y almendrados, junto con la expresión lánguida y distante, otorgan al rostro una cualidad enigmática y teatral, similar a una máscara ritual.
La base y los elementos laterales geométricos contrastan con la suavidad del rostro, añadiendo una dimensión escultórica que rompe con las formas tradicionales.
La decoración con colores terrosos, verdes apagados y azul, aplicada de forma irregular, refuerza la textura visual y la espontaneidad de la pieza.
Los motivos abstractos y geométricos conectan con el lenguaje del Art Déco y el expresionismo.
A través de esta obra, Baudisch parece explorar la percepción de la belleza femenina y su representación en el arte, utilizando la máscara como símbolo de identidad y proyección social.
En conjunto, esta pieza combina lo decorativo y lo expresivo, consolidándose como una representación audaz del enfoque progresista y experimental de la Wiener Werkstätte.
Cómo ya hemos visto en el blog previamente, no sólo hizo esculturas de cabezas femeninas sino que diseñó todo tipo de objetos de uso cotidiano como las lámparas que hemos enseñado previamente.
Si bien este es su trabajo más destacado y por el que definió el arte femenino en la Austria de los años 20.
El legado de las mujeres de la Wiener Werkstätte
El legado de las mujeres de la Wiener Werkstätte va más allá de sus obras de arte únicas.
Estas pioneras no sólo transformaron las artes aplicadas, sino que también redefinieron la percepción de la mujer en el mundo del arte, demostrando su capacidad y valía como artesanas, diseñadoras y artistas.
Dieron un impulso significativo al feminismo, inspirando a otras mujeres a perseguir sus pasiones artísticas y demostrando que tanto las artes aplicadas como las Bellas Artes son un espacio para todos, independientemente del género.
Además, estas mujeres innovaron al convertir la cerámica en un medio de comunicación.
Dejaron atrás las representaciones tradicionales de figuras históricas o religiosas para plasmar en sus piezas la realidad de su tiempo, explorando temas como la identidad, la belleza y los roles sociales.
Esta visión sigue viva en artistas contemporáneas como fue Betty Woodman, cuya obra, continuó utilizando la cerámica como herramienta de expresión.
El uso audaz de colores y formas que caracteriza el trabajo de estas mujeres ha dejado una huella profunda, influyendo en generaciones posteriores y consolidando un estilo que aún resuena en el arte contemporáneo.

Decoración de pared con un jarrón de Betty Woodman
A pesar de las dificultades y los comentarios negativos sobre las mujeres en el taller de Viena y su trabajo, su contribución al arte de la época fue crucial.
Aunque en la época muchas de sus obras no tenían una autoría reconocida, su trabajo en el taller de cerámica destacó por su originalidad y capacidad de innovación y así se puede apreciar en el Museo de Artes Aplicadas de Viena.
Estas mujeres no solo definieron el arte en Austria durante los años 20, sino que también abrieron un camino para la valoración de las artes aplicadas, dejando un legado perdurable que continúa inspirando y desafiando las normas del arte contemporáneo y de la expresión a través de la cerámica.