Wiener Werkstätte: La Obra de Arte Total

Introducción:

En Modelo 14 ya hemos cubierto un montón de movimientos distintos de diseño. Hemos hablado del arts & crafts, originario de Inglaterra, hemos hablado del Art Nouveau originario de Francia y Bélgica y hemos hablado de Mackintosh, un diseñador escocés con su propio estilo. Si bien pensaríamos que hemos abarcado un abanico de tiempo muy grande, esto no es así, y es que todos estos movimientos surgen de manera muy consecutiva e incluso se solapan en el tiempo. No obstante, aún no hemos acabado con todos los movimientos de diseño que coincidieron en el tiempo y es que en este blog vamos a hablar del Taller de Viena, o como se llama en realidad sin traducir, el Wiener Werkstätte. Y seguimos quedándonos a comienzos del siglo XX, concretamente en el año 1903. 

¿Qué es el Wiener Werkstätte?

Filial del Taller de Viena en Karlsbad 1909

Filial del Taller de Viena en Karlsbad 1909

El Taller de Viena no es otra cosa que una asociación o grupo de diseñadores de todos los tipos imaginables: diseñadores gráficos, interioristas, arquitectos, diseñadores de mobiliario, de joyería, de cerámica, de moda, trabajadores del metal… cuyo objetivo principal era lograr “la obra de arte total”. Esto significa que iban a diseñar hasta el papel higiénico del cuarto del baño de los edificios que les comisionaban. 

 ¿Por qué nace el Taller de Viena?

El Taller se funda en 1903 alrededor de una mesa de café como muchos otros grupos y movimientos previos a este. Los fundadores son el arquitecto Josef Hofmann y el pintor Koloman Moser que fueron financiados por Fritz Waerndorfer, al que Mackintosh le había diseñado una sala de música.

Josef Hoffmann

Josef Hoffmann

Koloman Moser

Koloman Moser

En este momento en Viena el arte empezaba a tomar diversas direcciones. Mientras que a  algunos les gustaba el Jugendstil (la forma alemana y austriaca del Art Nouveau), otros se decantaban por una estética más práctica y racional sin tantas florituras.

Los miembros del Taller de Viena apoyaban esta última corriente, ellos defendían la elegancia, la funcionalidad y la oportunidad. 

Este movimiento no surge de la nada, obviamente tiene sus influencias como cualquier otro. Tiene su cuna en Inglaterra y Escocia, siendo William Morris y Mackintosh dos de las figuras más influyentes para el Taller de Viena.

Tenemos que pararnos a recordar aquí que William Morris es el fundador del movimiento Arts & Crafts, cuyo principal objetivo era valorar al artesano y rechazar la producción industrial.

Cuenta una pequeña historia, que un día, un amigo fue a visitar a Morris a su taller y lo vio trabajando muy duramente, así que le preguntó “¿Qué cosa tan bonita estás fabricando William?” a lo que él respondió “Por el sudor de mi frente, estoy haciendo mobiliario muy simple que es tan caro que sólo los capitalistas ricos pueden comprar”.

Así nunca consiguió que sus diseños fuesen asequibles para el pueblo, que era lo que perseguía.  Este fue el fracaso que siguó a Morris toda su carrera, y que, desafortunadamente, seguirá al Taller de Viena, ya que, de la misma manera, querían fabricar todo lo que pudiesen de manera artesanal. 

En cuanto a la influencia de Mackintosh, en sus diseños vemos cómo dominan los cubos y cuadrados de la misma manera que lo harán los diseños de Hoffmann.

También tienen influencias de Japón. Podemos decir que el arte y el diseño japonés tuvieron un gran impacto en todos los artistas del cambio de siglo.  ¿Por qué gustaba tanto el diseño japonés?

Artistas, artesanos, diseñadores y arquitectos tenían ganas de innovar, de encontrar nuevas formas y nuevos motivos que sustituyese el exhausto vocabulario de naturaleza y pintura histórica. Además 

el artesano japonés era una persona para quien las artes aplicadas (como la arquitectura y el interiorismo)  consideradas ‘inferiores’ y las bellas artes (como la pintura y el teatro) consideradas superiores ‘superiores’ tenían el mismo estatus. Esto el Taller de Viena lo llevó a cabo perfectamente. 

¿Cómo ha influido el Taller de Viena en el mundo del diseño?

El Taller de Viena perseguía el concepto de arte total, destacándose por su interdisciplinaridad, ya que en cada proyecto colaboraban artesanos y diseñadores de diversas especialidades, cuidando hasta el más mínimo detalle. El diseño se entendía como un esfuerzo colectivo, y para alcanzar la excelencia, era necesario nutrirse de profesionales de distintas áreas.

Los artesanos del taller eran altamente capacitados, lo que garantizaba productos de gran precisión y calidad, con un ciclo de vida largo. Este enfoque resuena hoy con la búsqueda ecológica de productos duraderos.

También defendían la idea de que el arte no debía limitarse a los museos, sino que debía integrarse en las viviendas. Finalmente, tras la Primera Guerra Mundial, la falta de mano de obra masculina dio paso a un aumento significativo de mujeres en los talleres de diseño, quienes, aunque no gozaban de las mejores condiciones, se unieron como miembros igualitarios en el colectivo.

Hay un párrafo en uno de los manifiestos del Wiener Werskätte que nos ayuda mucho a hacernos una idea de la mentalidad que tenían los artesanos del grupo, y dice lo siguiente: La gente compra regalos bajo el pensamiento - “Dame algo que sea muy barato pero que parezca muy caro”- Para esa gente el Taller de Viena no tiene nada que ofrecer. 

Además, el Taller de Viena le devolvió el valor a la artesanía, fomentando el amor propio del artesano por su trabajo y el placer que se obtiene de él, lo que elevaba su moral y, por ende, mejoraba su rendimiento. También, en el Taller estaban prohibidos los insultos y los tacos, y de vez en cuando, se despedía a algún empleado administrativo que había sido “tan idiota” como para soltar comentarios fuera de lugar a algún trabajador. 


Trabajo y principales características del Taller de Viena

Cabaret Fledermaus: El Showroom Definitivo del Taller de Viena

Si tuviésemos que elegir el trabajo más completo y que mejor define al Taller de Viena diríamos sin dudarlo que es el Cabaret Fledermaus de 1907.

Boceto de Josef Hoffman del Cabaret Fledermaus

Boceto de Josef Hoffman del Cabaret Fledermaus

Foto del interior del Cabaret con la silla Fledermaus

Foto del interior del Cabaret con la silla Fledermaus

Todo empezó cuando Fritz Waerndorfer (financiador del proyecto), un caballero sofisticado con muchísimo gusto y dinero, dos cosas que no suelen ir juntas, comisionó al Taller de Viena para construir un cabaret. 

La idea de crear un espacio sofisticado para el entretenimiento era precisamente la línea que perseguía el movimiento Art nouveau. Todas las áreas y formas de vida debían fusionarse con arte y estilo. 

Las caricaturas ya se habían establecido como género específico de arte al cambiar de siglo. Las habilidades de los ilustradores del Art Nouveau llevaron las caricaturas a un nivel realmente alto.

Uno de los artistas más destacados es Thomas Theodor Heine, un hombre con muchísimo talento que destacaba en muchos campos distintos, como pasaba con muchos de los artistas de esta época.

Su trabajo fue inspiración de muchos diseñadores, incluso de muchos que participaron en el diseño del Cabaret Fledermaus.

Caricaturas “Monster Brains”

Caricaturas “Monster Brains”

“The Giver of Work” de Thomas Theodor Heine

“The Giver of Work” de Thomas Theodor Heine

Diseñar un teatro, un escenario, era algo que le daba a los artistas la oportunidad de perseguir una temática consistente a través de muchas formas distintas de diseño: ilustración, mobiliario, arquitectura, interiorismo…

El auditorio del Cabaret era más ancho que profundo, reduciendo el hueco entre el público y los actores, asegurando que cada uno de los asientos estuviese a la distancia ideal del escenario. 

El diseño de este cabaret juega mucho con los azulejos de colores. Realmente es todo lo colorido que puede ser, y tan fantástico como una fantasía puede ser.

Nada más entrar se veía un mosaico irregular compuesto aparentemente de manera aleatoria, hecho de piezas largas y pequeñas rectangulares de mayólica pintadas de distintos colores. Este diseño no seguía ningún tipo de patrón.

Mosaico irregular de mayólica Cabaret Fledermaus

Mosaico irregular de mayólica Cabaret Fledermaus

Para construir y diseñar el Cabaret se contó con el talento y trabajo de muchos profesionales: Diseñadores de mobiliario, artistas de cerámica, diseñadores de iluminación, herreros, diseñadores de utensilios de cocina y mantelería. No obstante, fueron los diseñadores gráficos los que pudieron exponer su trabajo ampliamente, diseñaron los menús, posters, tickets, programas, postales y mucho más. Incluso diseñaron las placas con los nombres de los presentadores. 

Poster by Josef von Diveky 1907

Poster by Josef von Diveky 1907

Poster by Bertolf Löffler 1907

Poster by Bertolf Löffler 1907

La arquitectura del Cabaret era muy similar a la del Palacio Stoclet. Formas simples cuadradas y rectangulares, creando contrastes en blanco y negro con detalle en metal decorado y relieves en forma de guirnalda. 

Palacio Stoclet - Josef Hoffmann

Palacio Stoclet - Josef Hoffmann

Podemos concluir que el Cabaret es el showroom definitivo del Taller de Viena. Muchos de los muebles específicamente diseñados para este espacio son, a día de hoy, sinónimos del arte del Taller. 

La silla de Josef Hoffmann que tiene estabilizadores esféricos en los puntos críticos, en su versión original toda en negro con los estabilizadores en blanco o viceversa se ha convertido en un clásico de la historía del diseño de mobiliario y se conoce como “Fledermaus chair”.

Lo mismo pasa con la figurita del dios Vaco de Michael Powolny, que habremos visto en tantas casas, y si no es exactamente la misma, es similar. 

Figurita del dios Vaco de Michael Powolny

Figurita del dios Vaco de Michael Powolny

Silla Fledermaus - Josef Hoffman

Silla Fledermaus - Josef Hoffman

Fue una pena que en esta época no estuvieran preparados para un lugar así. En 1913 se vió forzado a cerrar definitivamente sus puertas debido a problemas financieros y cambios en el panorama artístico y social de la época.

Después de esto se abrió de nuevo bajo el nombre de “Femina” como una sala de baile y entretenimiento comercial. 

Pero que no nos de pena porque en la actualidad el Cabaret Fledermaus existe de nuevo, en Viena. Es un bar/discoteca que está en el centro de la ciudad.

Eso sí, tiene una estética completamente diferente. Desafortunadamente, si lo que quieres es visitar el Cabaret Fledermaus original, esto no es posible ya que sólo sobrevivieron tres fotografías y postales del Wiener Werkstätte y bocetos del plano de planta y de elevación realizados por Le Corbusier en 1907, cuando estuvo en contacto con Hoffmann durante su estancia en Viena.

No obstante, la Universidad de Artes Aplicadas de Viena lo ha  reconstruido a partir de estas imágenes de la manera más similar posible.

Cabaret Fledermaus ahora

Cabaret Fledermaus ahora

Cabaret Fledermaus desde fuera ahora.

Cabaret Fledermaus desde fuera ahora.

Sanatorio Purkersdorf (1904-1906)

El objetivo de los artistas de vanguardia del cambio de siglo tenía como objetivo restaurar la unidad del arte y la vida. Este deseo de crear una obra de arte integral se enfocó en el diseño de interiores. El interiorismo le ofrecía a los artistas la oportunidad de cubrir cada uno de los aspectos de diseño de una vivienda interior de manera unificada. 

Una vez elegido el medio a través del cuál conseguir la obra de arte, era el momento de pensar en cómo conseguir una armonía estética mezclando la funcionalidad, la elegancia y la oportunidad.  La búsqueda de una solución óptima dió lugar al desarrollo de un nuevo estilo. El sanatorio Purkersdorf es un ejemplo perfecto de este nuevo estilo.

Sanatorio Purkersdorf

Sanatorio Purkersdorf

El objetivo era crear una institución que uniera la sofisticación con un propósito médico claro. Si bien los edificios funcionales responden a consideraciones prácticas y lógicas, Josef Hoffmann y Koloman Moser lograron completar el proyecto con éxito, fusionando de manera impecable forma y función, estética y economía, y coordinando la forma exterior del edificio con su organización interna para facilitar las actividades previstas (dar baños medicinales, ofrecer terapia física, tener un comedor grande, zonas de descanso grandes y también salones).

En 1908, Frank Lloyd Wright defendía la idea de encontrar la paz y tranquilidad que se creía reservada solo para lo antiguo, pero en los edificios modernos.

Su propuesta era crear algo en conjunto, en equipo, que constituyera una obra de arte total, con un valor mayor para la sociedad como un todo, en lugar de por sus partes individuales. Todos estos principios se reflejan claramente en el sanatorio Purkersdorf.

Con la intención de maximizar la inversión ofrecida por un edificio moderno y funcional, Hoffmann contrató la tecnología de vanguardia para la construcción: El cemento reforzado. 

El ladrillo y el cemento determinan no sólo la estructura sino que también la apariencia externa del edificio, que puede ser percibida como demasiado práctica y realista para el estilo del Taller de Viena de esos años. La ornamentación está reducida a bandas de azulejos de colores blanco y azul. Este contraste divide las áreas lisas de la fachada de las zonas que tienen ventanas.

Detalles azulejos de las ventanas

Detalles azulejos de las ventanas

En este edificio se establece una conexión muy clara entre el exterior y el interior, ya que el patrón de cuadrados y azulejos se repite de manera continua, complementado por el uso del cubo como forma predominante.

Sin embargo, no es este el único elemento que une estos dos espacios; también podemos notar la presencia de particiones transparentes que refuerzan esta coherencia visual y espacial.

Otro aspecto que hace que este edificio destaque entre otros es el hecho de que su tejado es plano, un diseño definitivamente vanguardista en esta época. 

Cómo podemos apreciar en el diseño del Sanatorio se ha jugado mucho con el contraste, no hay ornamentación pero sin embargo vemos que nos señalan las zonas diferenciadoras como son las ventanas con un patrón de cuadrados, esto, se traslada al interior de igual manera.

Vemos interiores con paredes sobrias y sólidas de cemento con mucho empaque que están amueblados con productos livianos y delicados. Cómo la legendaria silla diseñada por Josef Hoffmann: La silla Purkersdorf.

Silla Purkersdorf diseñada para el comedor principal

Silla Purkersdorf diseñada para el comedor principal

Comedor del sanatorio

Comedor del sanatorio

Esta silla está diseñada y fabricada de los elementos más simples: tiene 4 patas rectas de madera de haya, un asiento en forma de U con un apoyo vertical decorado con un patrón de de agujeros redondos y lo que hace esta silla tan especial, unas esferas colocadas en la parte de unión de la pata con el asiento fortaleciendo la estructura en sus puntos más débiles y aportándole una mayor estabilidad. Y aunque estas sillas ya no se encuentran en el edificio hay reediciones más modernas disponibles en el mercado. 

Hay que decir que en este proyecto vemos claramente como domina el cuadrado, el cuadrado está en absolutamente todo. Esta primera etapa de Hoffman en el Taller de Viena está marcada definitivamente por esta forma geométrica perfecta y por esto le pusieron el apodo de “Quadratl-Hoffmann” que sería como “Cuadrado-Hoffmann”. 

Como hemos comentado antes, el patrón del contraste y los cuadrados se va a trasladar prácticamente a todos los productos y detalles que se diseñaron, ex profeso, para este edificio, y es que un edificio nunca ha sido diseñado tan al completo. Un ejemplo importante para entender hasta dónde llevaban el diseño completo de un espacio es que buscaban incluso pastelerías o panaderías que les hicieran repostería concreta diseñada para el.  Obviamente nos podemos imaginar que esto no fue fácil y que incluso llegaba a ser ridículo. 

Cubertería Sanatorio Purkersdorf

Cubertería Sanatorio Purkersdorf

Aunque en la imagen aparecen tres cuadraditos verticales con el logo del Taller de Viena, los originales únicamente tienen la decoración inferior.

Cesta de plata - Josef Hoffmann

Cesta de plata - Josef Hoffmann

Macetero - Koloman Moser

Macetero - Koloman Moser

Corta tartas y pinzas - Josef Hoffmann y Antoinette Krasnik

Corta tartas y pinzas - Josef Hoffmann y Antoinette Krasnik

Sillón para el pasillo del Sanatorio Purkersdorf - Koloman Moser

Sillón para el pasillo del Sanatorio Purkersdorf - Koloman Moser

Macetero para el del Sanatorio Purkersdorf - Koloman Moser

Macetero para el del Sanatorio Purkersdorf - Koloman Moser

Macetero - Taller de Viena

Macetero - Taller de Viena

Como podemos observar, el patrón de los cuadrados cubre todos los diseños del Sanatorio. Y aunque, al escuchar sobre este patrón, uno podría imaginar un espacio cargado y opresivo, Hofmann consiguió, con gran maestría, crear un ambiente amplio y lleno de luz.

En los diseños del Taller de Viena todos los materiales gozaban del mismo estatus pero cuanto más sencillo era el diseño, más importante era la calidad del material. 

Volviendo a una de las influencias que tuvo en su estilo el Taller de Viena nos centramos de nuevo en el diseño japonés, y en como lo que les había gustado de él era que las artes aplicadas y las bellas artes tenían el mismo valor. No obstante esto no era cierto en Europa a principios del siglo XX. 

Existe una historia que cuenta un político polaco de la época, que narra lo siguiente: “Un día me encontraba en el Palacio de Cristal de Múnich, cuando una pareja inusualmente culta llamó mi atención.

Comentaban sobre la pintura y la escultura de manera muy inteligente, pero sin pretender presumir de ello. En la sala siguiente, había una pintura de Burne-Jones, el gran amigo de William Morris, y esperaba escuchar comentarios banales sobre la obra.

Sin embargo, me sorprendieron al intentar entender la pintura y valorar su significado. Fue entonces cuando me convencí de que esta pareja no estaba en el museo simplemente para pasar el tiempo o porque estuviera de moda, sino porque realmente habían desarrollado un ojo para la belleza.

Sin embargo, cuando se dirigieron hacia la sala izquierda del museo, pasaron de una sala a otra mientras yo les seguía. De repente, la mujer pasó por una sala y comentó: ‘Cuarto de trastos’ o ‘Cuarto de basura’. Intrigado, me acerqué y descubrí que esta sala no contenía ni cuadros ni esculturas.

Estaba llena de mesas, armarios, jarrones, lámparas… Esta ‘basura’ no era más que arte en su forma más pura, con obras maestras de los mejores diseñadores. Esta es una experiencia que he vivido en varias ocasiones.”

Para concluir con la arquitectura y el interiorismo del Taller de Viena, vamos a resaltar algunas de sus líneas de trabajo.

La intención de este movimiento nunca fue crear artículos de coleccionista, caros y decorativos, sino aportar valor a los objetos cotidianos que usamos a diario.

En uno de sus ensayos, Josef Hoffmann escribió que deberíamos evitar el deseo de presumir y centrarnos siempre en el uso de materiales de calidad y una ejecución impecable, ya que es a través de la simplicidad y la honestidad que nuestra vida adquiere dignidad.

Según él, una casa debería presentarse como un todo coherente, donde su exterior dé pistas sobre lo que se puede encontrar en su interior.

Talleres que formaban parte del Wiener Wersktätte

El taller de Viena estaba formado por seis talleres: Mobiliario, Vidrio y cristal, Cerámica, trabajo en metal y plata, Joyería y Moda (telas, accesorios, diseño gráfico). Es por este motivo que tenían la capacidad de cubrir todos los aspectos de cualquier edificio. 

En este blog vamos a centrarnos en hablar del taller de mobiliario pero todos tienen diseños realmente diferenciadores para la época. 

Taller de Mobiliario

El ángulo recto que caracterizó las primeras etapas de los diseños de Josef Hoffmann y Koloman Moser, tiene sus orígenes en Escocia.

Podemos apreciar aquí de nuevo esa afinidad elegida con el diseño de Mackintosh. El mobiliario arquitectónico se convirtió en un concepto popular. 

No obstante el Taller de Viena consiguió algo que Mackintosh nunca acabó de perfeccionar. Desde un punto de vista técnico, el mobiliario de Glasgow tenía numerosos defectos, estaba hecho de la manera más simple posible y esto a veces no daba la estabilidad suficiente.

Uno de los problemas era que Mackintosh trabajaba con artesanos que venían del mundo de la construcción de barcos y no con carpinteros profesionales como hacía el Wiener Wersktätte.

En su taller podían tener sus diseños ejecutados por los mejores carpinteros y artesanos, algo que las circunstancias de Mackintosh nunca permitieron. 

Así que el mobiliario del Taller de Viena no sólo era bonito en cuanto a diseño sino que estaba fabricado de manera perfecta por lo que era un producto de una altísima calidad. 

En uno de los artículos que escribieron, además de reiterar el discurso de Morris sobre la importancia de valorar al artesano e ignorar la producción en serie, dejaron claro que habían fundado el taller para brindar apoyo y tranquilidad a todas aquellas personas que compartían el mensaje de Morris.

Lo hacían por aquellos que apreciaban ese sentido de la cultura y esperaban que los inevitables errores que pudieran cometer no detuviesen a sus amigos de seguir promocionando sus ideas. Su objetivo era producir objetos domésticos sencillos pero de calidad.

Comenzaron con un propósito claro: la utilidad es lo primero, seguido de la capacidad para elegir buenas proporciones y materiales bien trabajados.

Decorarán, pero sin exagerar. Se hará uso de  muchas piedras semi-preciosas, especialmente en joyería, ya que sus hermosos colores y la infinita variedad compensan su valor en comparación con los diamantes. 

Broche de Dagobert Peche

Broche de Dagobert Peche

Dagobert Peche

Dagobert Peche

El taller de Joyería era independiente al de mobiliario pero la mayoría de los artesanos y diseñadores trabajaban y diseñaban en todos los talleres.

Aquí hay que hacer una mención especial a Dagobert Peche que con su llegada al Taller de Viena definió una nueva corriente estética en todos los talleres e inspiró mucho a los trabajadores, dicho por palabras de Hoffmann, Peche tenía muchísimo talento e incluso lo eligió como el segundo pilar en la decoración del Wiener Werkstätte.

No podían competir por los precios bajos, ya que esto generalmente se lograba y se logra a costa del trabajador.

Para ellos, en cambio, lo primordial era proporcionar una posición en la que el trabajador disfrutase de su labor y pudiese mantener su dignidad humana.

Cajonera de Eduard Josef Wimmer-Wisgrill

Cajonera de Eduard Josef Wimmer-Wisgrill

Sillón de Koloman Moser

Sillón de Koloman Moser

Conjunto de mesa y sillas de Josef Hoffman

Conjunto de mesa y sillas de Josef Hoffman

Mesita Fledermaus de Josef Hoffman

Mesita Fledermaus de Josef Hoffman

Sillón para en Sanatorio Purkersdorf

Sillón para en Sanatorio Purkersdorf

Silla Wing de Josef Hoffmann

Silla Wing de Josef Hoffmann

Easy Chair de Josef Hoffman

Easy Chair de Josef Hoffman

Sabemos que Le Corbusier tenía relación con Josef Hoffmann ya que una de las únicas evidencias que nos quedan del diseño original del Cabaret Fledermaus son unos bocetos que hizo Le Corbusier en esa época.

Así que cuando comparamos el diseño de la “Easy chair” de piel  de Josef Hoffman y el sillón “Grand confort” diseñado por Le Corbusier, Pierre Jaenneret y Charlotte Perriand podemos ver una clara similitud.

El sillón de Hoffmann de 1905 y Hoffmann en general fueron definitivamente una influencia para estos tres grandes diseñadores.

Sillón LC3 o “Grand confort” de Le Corbusier, Pierre Jaenneret y Charlotte Perriand

Sillón LC3 o “Grand confort” de Le Corbusier, Pierre Jaenneret y Charlotte Perriand

Para concluir diremos que el Taller de Viena (Wiener Werkstätte) fue un movimiento que marcó tres décadas de innovación artística, atravesando diversas fases que reflejaron tanto su ambición creativa como sus desafíos económicos.

Aunque nombres como Josef Hoffmann y Koloman Moser son las figuras más destacadas, este taller fue un colectivo vibrante que reunió a numerosos artesanos talentosos, cuya obra abarcó desde muebles icónicos como los del sanatorio Purkersdorf hasta espacios únicos como el Cabaret Fledermaus.

A pesar de sus constantes problemas financieros, contó con el apoyo de inversores visionarios, lo que permitió hitos como un showroom en Nueva York, donde incluso se exhibió una obra de Gustav Klimt, otro miembro clave del grupo. Su legado, aunque no exento de dificultades, es un testimonio de la unión entre arte, diseño y funcionalidad.

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